Fanfiction : Childhood

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Capítulo I

El viento soplaba, despeinando los cabellos de los niños, que alegremente se dirigían a la escuela. Era divertido verlos, correteando de un lado para el otro, sin preocuparse por otra cosa que su respirar.
Sin embargo, una de las niñas era diferente. Iba retraída, cabizbaja, sin intentar unirse a sus compañeros. Se llamaba Teresa, y estaba triste. Su madre había estado enferma y ella debía encargarse de sus hermanos pequeños, porque su padre trabajaba el triple que antes, para pagar las medicinas de su esposa.
Nadie le hablaba. En cierta forma lo agradecía, porque detestaba tener que fingir que estaba bien, pero creía que un poco de compañía no le vendría mal. . .Tan pequeña y ya sabía que muy poca gente en el mundo realmente se preocupaba por los demás. . .
Llegó a la escuela, y se dirigió a su salón de clases. Esa mañana había topado con suerte, porque sus hermanos no habían tenido lecciones y había podido dormir un poco más. Aún así debió levantarse a preparar el desayuno de su familia.
Creyó ser la primera, porque los otros chicos siempre se quedaban fuera, jugando hasta que sonaba el repique del timbre, pero ese día, en cuanto movió el picaporte, observó una pequeña figura, abandonada en medio del mar de asientos. Era un niño. Tenía una cabeza algo grande para su cuerpo, cubierta de cabello rubio y un poco rizado. Nunca antes lo había visto. Seguramente era nuevo. Ella se inmutó, pero continuó su camino hasta su silla, en silencio. El niño sintió movimiento, así que se volvió. Ella le miró el rostro pálido. Tenía los ojos de un azul muy claro, pero extrañamente tristones. Él miró los suyos. Eran de un verde esmeralda. Él le sonrió,y ella bajó la vista. No quería que le hablaran. El otro, viéndose rechazado, se acomodó de nuevo en su asiento, cabizbajo. Teresa se sintió mal. Sabía que ser nuevo no era algo agradable, menos si se era tímido, pero no podía hacer nada.
Sonó la campana, y entraron todos. Justo después del último, llegó la maestra. Era una mujer muy agradable, siempre sonriente. Saludó a sus alumnos y les demandó silencio. Entonces, vio una manita que le alcanzaba un pedazo de papel. Era el niño nuevo, con la nota del director en donde lo remitía a su clase. Ella se sorprendió, porque siempre se percataba de cualquier pequeño cambio entre su alumnado. Aún así, le sonrió.
-¿Cuál es tu nombre, cariño?-le preguntó, mientras veinte pares de ojos clavaban su mirada curiosa en él.
-Patrick- respondió en un hilo de voz.
-Bien, señor Patrick, ¿tiene apellido?-y todos soltaron una risita. El niño se incomodó. Sabía, por muchas experiencias, que ser nuevo no era lo mejor del mundo, que sería el blanco de las burlas.
-Patrick Jane. . .-agregó en un susurro.
Carcajada general. Todos los niños varones se cuchicheaban, diciéndose que el niño nuevo tenía nombre de mujer, y las chicas sonreían, mirándose con gracia.
La maestra los calló, mientras decía que era de muy mala educación reírse de los demás por sus nombres. Él la miró con tristeza. . . Hasta ella pensaba en que su nombre era extraño, pero estaba acostumbrándose. La mujer se dio cuenta de su error, y, aclarándose la garganta, pidió un voluntario para guiar a Patrick durante el primer día.
Silencio sepulcral.
La señora ya había visto aquella actitud antes, y decidió remediarla antes de que el niño a su lado, que mantenía la mirada baja, se sintiera aún más incómodo.
-En ese caso. . .-la mujer paseó la vista sobre sus pupilos, y se detuvo sobre la solitaria niña de ojos verdes- ¡Teresa!-y ella levantó la vista- ¿Quieres tú hacer el favor?
Teresa sabía que la maestra sabía que no se podía negar. Asintió con algo de desgano, y volvió a su libro de gramática.
-¡Perfecto!-añadió la profesora- Patrick, ya tienes quién te ayude. Vuelve a tu sitio y bienvenido, espero que estés cómodo-Patrick asintió, y regresó, mudo, a su silla. Suspiró.
En la fila de al lado, y un poco más atrás, hubo otro suspiro. Teresa no quería ayudar al niño, ya tenía suficiente con tener que ayudar a los suyos. . . De pronto, sorprendió al niño nuevo viéndola de reojo. Él inmediatamente volvió la vista hacia su pupitre, y no se movió en el resto de la clase.


Continuará...

By Weber12

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