Fanfiction : A Curious Case

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Capítulo I

-¡¿Dónde está la estúpida engrapadora?!-se escuchó el grito desde la oficina.

-¡Aquí hay una!-se apresuró a responder Van Pelt, alarmada del comportamiento de su jefa.

Ella, visiblemente molesta, se acercó caminando, muy rápido, la tomó del escritorio y volvió, con un resoplido, a su departamento.

Van Pelt, asustada, dirigió una mirada a Rigsby, sentado en su propio escritorio, quien se la devolvió, nervioso, a Cho, que estaba, como siempre, tranquilo. Casi al mismo tiempo, todos voltearon a ver a Jane, que, cómodamente, se estiraba en su sillón, ignorando la reciente muestra de hostilidad.

Como no obtuvieron ninguna respuesta visible, volvieron a mirarse, y regresaron a sus trabajos. Era temprano todavía, y no había motivo para el enfado de Lisbon. No había pasado nada en las últimas horas ni nadie había perdido nada. De hecho, debería haber sido un día tranquilo, pero, obstinadamente, la mujer insistía en mantener una rayita entre sus cejas.

-¡Estúpida gaveta!-escucharon.

Regresaron las miradas para Jane, quien se frotaba los ojos, sentado ya. Alargó un bostezo, echó, rápidamente, un ojo alrededor, y, para calmar un poco a sus compañeros, decidió dar su opinión.

-Eh. . . Sí, algo molesta a Lisbon-dictaminó, con una sonrisilla perezosa.

Miradas de enfado.

-Por favor-respondió el asesor, encogiendo los hombros-. . . Realmente no tengo por qué saberlo todo-más miradas aprehensivas-. . . De cuerdo, tengo una o dos teorías, pero no es nada fuera de lo común que una persona se enoje. . .

-Por favor, acláranos-dio Cho, completamente serio.

-Miren-inició, cruzando la pierna, Jane-: Lisbon sólo se molesta, a ese grado, en tres ocasiones. Una, algo sale mal. Dos, no quiere que algo salga mal, y tres. . .

El teléfono de Rigsby interrumpió la explicación de Patrick. Él contestó, con los típicos monosílabos entrecortados. Colgó, volteó a los demás, y les dijo:

-Tenemos un caso.

Nadie se movió. ¿Y la jefa? Valientemente, Cho se levantó y se dirigió a la oficina de Lisbon. Desde el sillón de Jane, la escena se veía perfectamente. Cho se acercaba, tocaba a la puerta, Lisbon respondía secamente, se le informaba el caso, ella sacudía la cabeza, preocupada (sí, preocupada), se sobaba las manos y salía, detrás de Cho, a paso apresurado.

-Ya oyeron. ¡Muévanse!-casi gritó, mientras iba hacia fuera.

Los ojos de todos se volvieron a cruzar.

-Yo voy con ella, no se preocupen-se adelantó Jane, levantando las manos. Aparentemente, los malos humores de nadie le afectaban nunca.

Lo siguieron todos, pensando en lo desagradable que sería la siguiente hora.

Lisbon detuvo el auto en el estacionamiento del CBI con más rudeza de lo normal. Van Pelt, a su lado, dio un soplido. No se había podido escapar, porque los chicos habían sido encargados del otro auto. Jane, en la parte trasera, parecía aburrido. Ultimadamente no había ocurrido nada interesante, nada que pusiera a prueba su agudeza mental. De hecho, ya creía saber cómo era el asesino de la víctima a la que habían encontrado, sólo necesitaba hacer unas cuantas averiguaciones más.

Se bajaron, pero Lisbon iba a toda prisa, muy apurada. Jane, curioso, apresuró el paso, para no perderla de vista. Entraron en el edificio. La mujer se detuvo en el elevador, haciendo muecas de fastidio. El asesor se paró, balanceándose sobre sus pies, junto a ella, que suspiró hondo. Cuando Jane se ponía así, un buen dolor de cabeza se avecinaba.

Pero, esta vez, él se limitó a sonreírle.

Llegó el ascensor, abrieron la rejilla, y, justo entonces, alguien llamó a Lisbon. Más molesta todavía, ella se giró sobre sus pasos para atender a un compañero, que necesitaba saber sabe Dios qué. Jane, tranquilo, vio entrar a Van Pelt, así que esperó a que ella abordara para presionar el botón de subir. Lisbon aún no había terminado.

Los repiques familiares de los teléfonos zumbaban por todas partes. Todo se veía perfectamente normal. Patrick se adelantó a Grace, ansioso por lo que acababa de notar.

Junto a la puerta de su departamento, por el lado interior, había una mochila, café, de lona.

Jane entró, mirando alrededor. No había nadie a simple vista, así que se dirigió a su sillón. . . Sólo que ya había alguien allí.

Se paró en seco.

Van Pelt llegó tras él, y se detuvo al contemplar la curiosa escena. De cara a la pared, con la cabeza apoyada en el brazo izquierdo de la pared, con la cabeza cubierta por un gorro gris, y balanceando las piernas cruzadas a lo largo del sillón, estaba una adolescente.

Jane y Van Pelt se miraron. Él, con cuidado, se acercó. La niña no había notado nada por los audífonos que colgaban de sus orejas. Divertido, Patrick se detuvo a su lado. Parecía dormida, con los brazos cruzados. Jane, sonriente, le indicó a Van Pelt que hiciera silencio, y regresó a su lado, mientras ella levantaba una ceja.

En ese momento, Lisbon entró como una tromba, diciéndole algo incomprensible a Rigsby, quien, junto con Cho, había tenido la desafortunada suerte de topar con ella en el ascensor. Ignorando todo, la jefa se dirigió inmediatamente a su cubículo. En seguida, Jane fue tras ella. Asomó la cabecilla, sonriendo, y Lisbon, que ya estaba sentada, le dirigió una mirada fulminante.

-¿¡Qué!?-le espetó.

-Sólo quería decirte que ya llegó tu visita. . .

Lisbon abrió los ojos de par en par, se levantó y en un santiamén estaba junto al sillón de su compañero. Rigsby y Cho, con temor, no se habían acercado y habían estado escuchando el relato de Van Pelt. Sin embargo, Jane notó que no estaban confundidos.

Teresa se acercó, sorprendida, junto a la muchacha, y le tocó un hombro. Ella abrió los ojos inmediatamente, y se enderezó, feliz.

-Este sofá fue una gran adquisición, tía. ¿Cuándo lo conseguiste. . .?-enmudeció al notar la rueda de gente que tenía junto a ella- ¡Oh!

Inmediatamente bajó la vista, y se sobó un brazo, apenada. Lisbon le indicó que se levantara, y la llevó a su cubículo, mientras la abrazaba, sonriente.

Todos las siguieron con la mirada.

Apenas hubieron entrado, Jane se volvió donde Cho.

-¿Quién es?-preguntó.

-No estamos seguros-respondió-. Sólo la hemos visto un par de veces. Sólo sabemos que llama a Lisbon "tía"- Rigsby asintió ante la descripción.

-Además, hace tiempo que no viene por aquí. . .-añadió éste.

Van Pelt estaba pensativa.

-¿Tía? Sabía que tenía hermanos, pero nunca que sobrinos. . .

Jane gruñó. Había algo raro en aquella niña. . .


By Weber12

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